

En Fit and Delicious siempre decimos que lo nuestro no va solo de nutrición y entreno. Va de vivir bien. De cuidar el cuerpo y también la relación. Porque comer sano y moverse juntos no deberían sentirse como una obligación, sino como una forma de conexión. Y sí, como una chispa que se enciende cada día en la cocina… y en el gimnasio.
Hoy te compartimos cómo mantenemos esa chispa encendida entre nosotros. No porque tengamos una fórmula mágica, sino porque hemos aprendido qué pequeños gestos marcan la diferencia.
En la cocina: entre cucharones, risas y sabores reales
Cocinamos juntos… pero con roles fluidos
A veces Martha lidera la receta. Otras veces, Rubén improvisa. Y muchas veces simplemente nos repartimos las tareas mientras hablamos del día. La clave está en no verlo como una obligación, sino como un momento compartido. Lo importante no es quién corta la cebolla, sino que ese rato se convierta en un espacio de complicidad.
Probamos cosas nuevas, sin dramas
No vivimos atrapados en las mismas 5 recetas. Nos gusta experimentar, versionar clásicos o intentar nuevas combinaciones. Un curry rápido, unos tacos de tofu crujiente, una ensalada templada con todo lo que haya en la nevera. La cocina, como la relación, necesita variedad y juego.
Creamos “rituales caseros”
Hay cenas temáticas. Desayunos sin prisa los domingos. Brunch improvisados. Nos inventamos excusas para celebrar con comida real. Incluso hemos hecho noches de pizza saludable en las que uno elige la base y el otro los toppings. Es divertido, nos conecta, y encima comemos mejor.
No buscamos la perfección, sino el sabor compartido
A veces sale quemado. A veces nos equivocamos. Y otras veces la receta está increíble. Pero lo mejor siempre es sentarnos a la mesa sabiendo que lo hemos hecho juntos. Con risas, con cariño, con hambre… y con sabor a hogar.
En el gimnasio (o en casa): motivación sin presión
No entrenamos igual, y eso está bien
Rubén tiene sus objetivos. Martha los suyos. Hay días que entrenamos juntos, y otros que cada uno hace lo suyo. Lo importante es acompañarnos, no compararnos. No necesitamos levantar el mismo peso para sentirnos equipo.
Nos retamos (de forma divertida)
¿Un minuto de plancha juntos? ¿Burpees sincronizados? ¿Ver quién aguanta más tiempo la sentadilla isométrica? A veces metemos juegos o pequeños retos en el entreno. No para competir, sino para reírnos mientras sudamos. Es motivador… y rompe la rutina.
Celebramos cada mini-logro
Un ejercicio que antes costaba y hoy sale fácil. Una repetición más. Una sesión terminada aunque no había ganas. Nos gusta reconocernos el esfuerzo. Decir “¡bien hecho!” también mantiene viva la chispa.
Días off, también en pareja
A veces descansar juntos es más importante que entrenar. Una caminata, una sesión de estiramientos suave, o simplemente decidir no hacer nada… pero hacerlo conscientemente. El cuerpo también necesita pausas. Y la relación, espacios de descanso compartido.
La clave: cuidar la relación mientras cuidas tu salud
No se trata solo de tener abdominales o de cocinar quinoa con kale. Se trata de disfrutar el proceso juntos. De hablar mientras se pela una zanahoria. De animarse mientras se hace una sentadilla. De estar presente en los pequeños gestos.
La chispa no aparece sola. Se cultiva con atención, con intención… y con ganas de seguir creciendo como pareja mientras os cuidáis por dentro y por fuera.
¿Y tú? ¿Cómo mantienes la chispa viva en tu día a día saludable?
Nos encantará leerte en comentarios o en redes. Y si te inspiran estos hábitos, prueba alguno esta semana y cuéntanos cómo te va.
Fit and Delicious es más que una app. Es un estilo de vida compartido.